El silencio desgarró el título del poema



Tras la conversación con mi amigo Domingo de Jaén sobre las enfermedades silenciosas, esas que corroen por dentro y solo se ven a solas ante el espejo, recorrí algún que otro recuerdo y surgieron estos versos de esperanza, casi sin llamarlos. A veces no es malo alimentar el silencio, avivar la escucha y hacer de ella un puerto de partida compartido albergando siempre un sueño en los ojos, en la garganta, en las manos, en la piel, ..., en los pasos.


Fotografía F.B.S.

El silencio desgarró el título del poema
©Francisco Beltrán –Chauchina, 8 de junio de 2020
A quienes les asedia el dolor silencioso y sus dudas.

El silencio del dolor,
garra sin alma en la entraña:
los ojos de la duda en el espejo
y una lágrima fugaz que inunda
el instante del miedo.

A esta orilla del tic-tac
ya no importan las agujas:
resuena un vacío de palabras
y se hace de la huella en el desierto
un oasis de esperanza
en los golpes del vivir.
Quedan sueños en el viento
reinventando el color de la penumbra
en la astucia de la luz en las aguas,
y a pesar de las dudas
este tiempo en la derrota
es un vuelo más que libre
navegando en la fiera singladura:
lo aprendí de los ojos de mi madre
en aquel tiempo de niño,
que llorando sus silencios
en aquel mundo de sueños,
se le abrieron mil caminos de su mano
inundados de sus ojos y sonrisas:
en las huellas, nuestros pasos
y el silencio del dolor.

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