Palabra en el camino

©Nártleb – 17 de agosto de 2016

(En la memoria queda escrito que un verso fue segado en el filo de una bala. En la memoria relumbra la fuerza del poema que quiso borrar el asesino.
Hace 80 años un hombre de veras fue segado de la tierra, y su sangre se ha sembrado en la entraña sin remedio de poeta.
-A Federico García Lorca, hoy que al morir el sol en los brazos de la luna y su corte de luceros hace 80 años que le segaron el aire, a él que en su último vuelo se quedó con la luna y su corte y desde allí cada día destella un verso.)


En la sangre de la tierra se acurrucan
los años sin memoria de los hombres,
de la entraña de un abismo sin poemas
la decencia surge en verde de la hierba
pues ahorma sus raíces en los huesos.

La decencia va en el aire espirado por estomas,
el camino de la tierra es el puzle de las huellas,
allá calzan en sus suelas los fraternos transeúntes
que sin miedo a turbiones hoy se abrazan al recuerdo
y en el paso de las horas su elegía es esperanza.
La decencia va en la entraña que las balas no mataron
y en el juego de los versos del poeta un jeroglífico,
una tela en pespuntes que ondea los nombres al viento.

Todavía resuena el olor
del humo de las bocas negras,
todavía se huele el grito
en los ecos de las brisas tristes,
todavía duele la ausencia
del verbo y su ceniza.

¿Hoy es un día de ceniza y lágrimas viejas?
¡No! ¡No!, y mil veces no,
no por cada uno de los versos de la tierra,
no por cada huella en el camino y sus cunetas,
¡No! ¡No! y mil veces no,
porque el recuerdo se hace historia
y hoy nos quedan
mil poemas en las hechuras de los ciclos,
en su canto que en la entraña hace ecos
y dibujan para siempre la sonrisa de un lágrima.
En la brisa hoy tranquila,
la firmeza de los vientos y el camino en la palabra,
que a pesar de todo siguen sin remedio de poetas.

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