La piel del lago

(Foto de José Antonio Ruíz)
Publicado el 1/09/2016

http://www.nagarimagazine.com/la-piel-del-lago-francisco-beltran-sanchez/

(Paseando por el ‘Parque de Miraflores de Sevilla, sentado mirando al estanque y en él el reflejo del que fuera un ‘Siquiátrico’, hoy llamado ‘Residencia’)

Suena una melodía entre juncales,
se eriza la piel sensible y suave
del lago nuevo que ahora vive.

Aprende rápido el hijo de la vieja laguna,
sabe de los colores fugaces,
de las frágiles caricias o durezas
de las manos del aire,
aprendió los reflejos del cielo, en ellos
los secretos de quienes pasan por sus bordes,
lo furtivo de los besos en los bancos,
lo velado en las pastas gastadas de un libro en las manos,
los alegres correteos en destetes de infancia sin espinas,
lo anónimo que rueda en biciclos y patines,
la cadencia compartida en los bancos de otoño e invierno,
el misterio insomne de aquellas pupilas perennes
en los ojos de las ventanas tristes.

La piel del lago me mira,
se le erizan los juncales,
cantan los eucaliptos en la fronda de la linde
con la melodía del viento en los matorrales.

Una tórtola levanta el vuelo,
en la piel de lago se observa
junto al pájaro el visillo que se abre
por querer volar con ella;
al jaleo una pata reclama y forma a sus polluelos,
una niña a su papá le señala el ascenso con un grito
insistente, infantil y vivo,
después corre
como la recua de los patos que se funden en el carrizal
después de quedar al descubierto.

Suena el aleteo del viento
y sonríe la piel del lago en arreboles inciertos,
la gente pasea su vida sobre este líquido tiempo,
por dentro la entraña alegre, triste, furiosa, abatida…,
me siento vivo y no sé cómo me siento.

Miro la tersa piel del agua,
se cierra el visillo de aquellos ojos lejanos
en la cordura de saberse completamente locos.
En la brumosa armonía
las ramas de las adelfas se miran y se recrean,
los árboles juegan con sus brazos,
las sombras móviles huyen de la piel,
en el fondo los fangos bajo las verdes aguas
y un parque lento en el espejo.

Me levanto y me dejo sobre mis suelas.
Cierro el cuaderno.

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