¿Cambio climático?

-por Francisco Beltrán Sánchez – Chauchina 8 de agosto de 2016- 

¿Será ironía apuntar a una temática que induce a otra?

Andan por el mundo fermentado
próceres imberbes de un febrero inconstante,
juventud en candilejas de caminos ya sin barro, mancebías, 
que rodaban sobre otoños de callejas empedradas,
ahormadas en talantes y posturas estudiadas
son de un verbo fabricado en los sueños de una noche de verano,
son hogares sustentados sobre arenas
en los turbios liderazgos de las hormas y sus formas.

Dice el viento, bajo un sol de justicia, sin calor ni furia,
que estos guías no entienden
del cielo y la tierra en sus brazos,
que no saben de cabañuelas,
ni de nubes, ni de pastores,
ni de aquellos rudos muleros a los que llamábamos ‘gañanes’.

Y dice, en un cante muy jondo
ese viento sibilino,
qué solo quieren saber
de las modas y de oído,
qué no pueden conocer
más que el falso pellejo,
más que la costra dura,
sin saber de los desvelos
que llevaron a ser roca
aquellos caldos de fuego,
aquel abismo sin horas,
aquella presión de infierno,
aquella profunda cuna
de aquel profundo silencio,


Dicen el aire y el agua a coro
que en su voluble ahínco
solo son arena domada
en dunas de los desiertos,
en pliegues suaves de playa.

Dicen que ni siquiera se esfuerzan por ser limo en aluviones
o tierra de arcilla franca,
que al menos sirviera,
para de las costuras del agua
y la mano de la azada,
dar algún fruto sobre los surcos de la experiencia.



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