Mutatis mutandi

©Francisco Beltrán Sánchez -13 de septiembre de 2014 

En los tiempos que nos pasan a los hombres que nacimos, a los hombres que morimos, a los hombres que sin más remedio hemos de vivir entre hombres, son nuestras suertes y claúsulas en el transcurso del cauce que abrimos a nuestro paso y que con el tiempo no es tan distinto a otros. Y, es que en lo humano y en las cicatrices de sus miles de historias siempre hay un espíritu de cambio, más en 'cambiando lo que se deba cambiar' siempre se termina cambiando desde cualquier poder para que todo, a fin de cuentas, siga igual. En la esperanza del precipicio está la sangre o la vida en las auroras venideras.

En las uñas de la aurora
va la piel de un negro cielo
y las gotas de la historia
caen sobre un nuevo tiempo.

Un hastío nos embarga
a los natos sin afeites,
y en el paso de esos ríos
brava el agua hasta la muerte.

Una gloria les envuelve
a los natos de la estirpe
y a sus siervos indecentes
que sin conciencia les sirven.

Los filántropos farsantes
en sus cunas de algodones,
en sus vidas sin ganzúas,
en sus púlpitos feroces;

en los tiempos van mutando
en los gestos y las muecas,
en las caras que se ponen,
en las formas que no truecan.

Que en 'mutatis mutandi'
debiere mudar de veras
este guirigay artero
y las cunas de reserva.

Y en llegando desde el barro
se hacen de la estirpe egregia
los que un día fueron pueblo,
así el ladrón y su recua.

Es la herencia en el cobijo
en la cueva de la estirpe,
es la llluvia caladera
¿por un cambio imposible?


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