EN LA PÁTINA DEL ABISMO -Ante el genocidio en Gaza y por la Paz entre los pueblos de Palestina e Israel-

 EN LA PÁTINA DEL ABISMO

(por Francisco Beltrán Sánchez – 18 de septiembre de 2025)

 Los pueblos merecen la Paz 

por encima de los intereses 

de sus gobiernos, de sus locuras y del odio. 

 

En esta distancia medida de las imágenes al momento

se encastra esa ambigüedad del silencio ante las lejanías.

Ya he olvidado las veces en tiempo y lugar

que se ha roto el color en este desfile de lo inhumano,

los ojos, anclados al instante iterativo, sopesan

la tara de la página del diario,

mientras el cristal del vaso vacío dispersa

un arcoíris sobre la fotografía de un grito con la muerte en brazos.

 

En la entraña, el enésimo calofrío tremola ansiedad y desvelos:

la espesura de las telarañas de años de odio

glosan un relato en el lienzo de los escombros y la sangre

sobre un lugar llamado Gaza en un tiempo llamado siglo veintiuno.

 

En la imagen cuelgan de una fachada sin edificio

los últimos postigos de unas bisagras heridas de muerte y olvido.

Ante el túnel de los iris de una infancia abatida,

y el impacto desgarrador de la pérdida absoluta

la pátina de la ferocidad de la bestia  en un fondo de llamas, polvo y humo.

 

En este desasosiego que me puebla el pecho

sigo en este mundo no muy lejano de tanta devastación:

¿será  que no alcanzo a entender esta iniquidad

después de los ‘campos de la muerte’?

 

Pienso -en este tiempo de poderes anestesiados

sobre sillones a medida de traseros indolentes que amasan las palabras

en una suerte de diatribas infames que no condenan el genocidio-

¿cómo es posible que haya gentes de un pueblo masacrado

que se levante en la cábala de la furia

ahormando una indecente álgebra de exterminio sobre otro pueblo?,

¿cómo es posible tanto silencio en esta troposfera de las tramoyas?

 

Será que en esta resiembra del Talión

todo lenguaje sea incierto entre el tamo empapado de sangre,

por entre el aire que se encoge ante el silbido de las balas

y el fuego incesante de la abominación:

¿habrá indulgencia que lleve a las cicatrices?,

¿habrá algún día que el hombre aprenda a luchar solo con la palabra?

 

No puedo olvidar las pupilas de la inocencia

donde anda haciendo diana el odio en la desesperanza absoluta.

Percibo ante mis ojos un olor acre donde el agua ya no recose la tierra,

donde los caminos son a ninguna parte,

donde la fragancia de la luz se hace pestilencia

en un deseo de muerte vestida de harapos

bajo lonas deshilachadas ante el fuego de las bombas.

 

Ante nuestras ventanas abiertas de par en paz

no caben laberintos de palabras revistiendo un genocidio,

no valen postureos de medias tintas ni de ambiguos circunloquios,

no valen arcoíris de mercados ante el asesinato de los árboles longevos,

ni ante la agonía y el continuo estertor de los más bisoños e inocentes.

 

Solo  cabe alzar la voz en defensa de la vida

ante la indecencia absoluta madurada de silencio,

ante los impenitentes sicarios del dolor y las sombras,

ante los monstruos que visten nuestro genoma,

ante los 'minotauros' de la furia inhumana,

ante tanto amanuense de la inquina y la doblez,

ante tanta sinrazón desleal con el propio genoma,

desde aquí solo nos queda alzar la voz en defensa

de hombres, mujeres e infancias que tienen derecho a la vida,

desde aquí alzamos la voz por quienes

exhaustos han exiliado la palabra esperanza

y asumen con estoicismo que su única salida es el final de todo viaje;

desde aquí queremos que tengan un futuro

en esta coordenada de tiempo y lugar que se llama Gaza,

¿serán inevitables los monstruos en esto que llamamos hombre?

 

Desde aquí pido perdón por esta inmensa impotencia

ante este horizonte de malas inercias que quieren cubrirnos de silencio;

desde aquí ante los dementes relojes

de un mundo en el que no me reconozco,

alzo mi voz pidiendo que paren los tanques, que se agosten los drones,

que callen las bombas y no silben las balas,

que cesen los muertos en muerte y los muertos en vida,

que paren su furia los hombres con trajes de guerra…

Desde aquí solo pido justicia y verdad,

pido memoria y pido la Paz,

desde aquí me acuerdo de mi abuelo

en sus ojos de esperanza mientras partía unas nueces

en la huerta donde el aguas cantaba su canción de Paz,

cosas así son las que cualquier niño o niña debería recordar…

 

En la pátina del abismo el hombre

se ha empeñado en romper infancias,

sembrando en ellas lo peor de nosotros mismos…

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