Después de la lluvia -¿érase una vez una pandemia?

Hace ya más de tres años de la Pandemia de la Covid19. Hoy, en esta mañana del comienzo de un otoño estrangulado por las manos de un verano que no quiere rendirse, he vuelto a pensar en lo que pudimos aprender tras los cristales de las casas en el silencio de las calles, he mirado en la lejanía que se eleva al universo desde las crestas solitarias de las montañas remotas bajo el destello implacable de un sol que refracta la sangre de la luz sobre la realidad del instante. He sentido la ausencia del tiempo mientras he sentido la fuerza del binomio de esperanza y desconsuelo desgarrando la memoria... ¿Hemos aprendido algo de todo esto?

Ante esta situación he querido compartir este poema que escribí en mayo de 2020 -curiosamente llovió-, en plena reclusión 'pandémica'... Pienso que no hemos 'sacudido las alfombras', que el deseo de cambiar solo fue una pose colectiva que ha sido devorada por cada uno de los individuos, sin embargo, como el destello de la mañana, se vuelve a pintar un verso de esperanza sobre la sinfonía de los colores a pesar de los pesares del clima, de los hombres, del Universo y sus universos...

 

Después de la lluvia

©Francisco Beltrán Sánchez – 20 de mayo de 2020

 

Desde el latido de la entraña del agua resuena

la imagen de la mano desnuda tendida al mundo,

la sutil geometría en la roja fragilidad de una amapola

que dibujara la soledad de las fronteras.

 

Como un parto inexcusable casi liberado de máscaras

éramos un ajuste de cuentas confinado,

un amaño del norte desnortado de los dividendos,

desconcierto de los nombres corrientes en el latido feroz del viento,

un florilegio de los bucles de las patrias del instante,

añoranzas de la cercanía en unos ojos asediados de exilio, …

 

¿Será que como el insigne Velázquez vaticinara?,

‘sacudir alfombras siempre puede ser el mejor de los principios’.

 

Pienso en la sencillez de las zapatillas de andar por casa,

será que estar en crisis trae versos

como olas gastadas

donde acaba el agua y comienzan los océanos.

Después de la lluvia

la ventana ha vuelto a su nostalgia,

el disfraz de una pandemia

anda escribiendo un sinfín de nuevas viejas fábulas.

 

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