Homenaje a Juan de Loxa en el tránsito inventado del primer treinta y uno de diciembre sin él.

En este fin de año los pasos dados
serán un racimo de versos
en tiempo amable de los remansos.
Un poema es memoria de un poeta,
elegía u oda, solo versos
en los ojos ya callados
de quien supo mostrar en este lienzo
un saber del dolor y de sus contrarios
más allá de las sombras de las alamedas, más allá
de la cien-
cia exacta de la luz misma
de las estrellas. Más allá y tan cer-
ca como la luna en el pozo hondo del agua
de las acequias.
En este fin del invento sobre el tiempo
el recuerdo de un hombre
que sin quererlo quedó sobre el eco impenitente
de los chopos
en las manos de las brisas de media tarde.
En este fin de los recovecos de otro capítulo
las alamedas ssurran
en cantes hechos de guitarras de fuego,
gritan al compás el nombre de Juan, mientras
Fe-de-ri-co palmea y sonríe a su amigo.
Suenan los versos
arriesgando el viaje
a querer ser como tú, un poeta.

© Nártleb -poeta-


Poema: QUISIERA COMO TÚ, ARRIESGAR EL VIAJE de Juan de Loxa

Quisiera como tú, arriesgar el viaje.
No ser ni luz ni sombra: sólo límite.
Dejar una penumbra por todo patrimonio y hacer brotar mi sangre, sentarla entre nosotros, oír cómo se apaga su cauce diminuto, el líquido aderezo que me impulsa, la lenta munición de mi existencia.
Oigo un rumor de cosas que pasan por la calle, el miedo es la moldura que las une.
Y si miráis más al fondo de mi vida, si acercáis el oído al acorde del frío, será la locura quien hable.
Pacíficamente he borrado mis huellas, he apoyado en la noche mi cuerpo impreciso, mi fe humeante.
Acerco mi pecho al vacío.
Es el aire un tarot de pájaros ciegos que escupe este canto futuro.
Sólo quiero apurar mi edad, mi tierna maldición sin años y que la obscena clave de mi nombre suene por el triángulo del cielo, por el aula de las nubes que nadie ha conquistado, por todo lo que fue abatido y yo defiendo brindando a la salud de los siglos sucesivos, puntual en la violencia intermitente del invierno.
Porque mi generación no existe nada hay más terrible que un clamor de multitudes.
Escribir es no aceptar lo irremediable, buscar sin equilibrio, amar sólo del tiempo el oscuro sobresalto de su rumbo.
Del olvido extraje un esqueleto afín al mío, un hermoso mástil.
Bastará el día en que muera con escribirme el epitafio en la niebla de un espejo.
-Juan de Loxa-

Comentarios