Luna de Granada

(Publicado en la Revista Cultural Blanco sobre Negro:

Siempre es tiempo de compartir a traves de la palabra que nos habita hasta el vórtice de nuestros latidos. En este momento sin día la luna hace de lucerna en los ojos atentos sobre las raíces de agua que hilvanan la tierra a los hombres, así ese aullido primigenio se eleva en el canto de las luces que rebrincan orbitando al compás de la materia. Entonces recordaremos que no era un día, o sí, pero que solo importa ese momento en que se nos ungue en lo más íntimo cuando sentimos la energía compartida en un tango de electrones con permiso de los pasos de esa corte de partículas que corean en la noche.
Si certezas, ni aforismos, es la luz de la luna y su palabra una brisa sensual o una tormenta de pasiones; es esa atávica herencia en el fondo intangible donde somos humanos; es donde llegamos a adivinar ese brillo necesario en el borde del abismo de unos labios; es donde se cobija la espera del latido sereno y expectante; es el batir de unas alas que te llevan a ese mundo donde sueñas y recuerdas lo que eres porque sientes. Nártleb -poeta-

 Luna de Granada
 ©Francisco Beltrán Sánchez – 9 de junio de 2015
 

Un pandero de plata,
en reflejos de nieve y agua,
en las sombras de las piedras,
en penumbras de los bosques,
en los hilvanes que cosen los limos,
los limos negros a las plantas
por las manos pacientes de los mortales.

La luna siempre espera,
siempre vuelve a pesar de sus cadenas,
a pesar de la gula del tiempo,
a pesar de los pesares del hombre.

La luna siempre vuela
y su luz te baña
por entre las rendijas
de los jirones,
allá
por donde se nos cuela la esperanza.

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