Casida de la lengua del río
Casida de la lengua del río
©Nártleb – 14 de septiembre de 2013
Melancolía de la lengua del río,
Melancolía de la lengua del río,
entre juncos que se baten en orillas perdidas
queda escondida la brisa del estío,
el ocaso y la aurora
y los vientos frescos que trajeron la esperanza en el agua
de mi río.
No es rendición por el cauce,
porque sea viejo y ande tantas veces vacío,
no es por querer uno nuevo y bravío,
ni por vasallajes entre iguales en nuevos feudos,
¡qué no se puede querer la sumisión ni el vacío!
¡Qué se fueron los peces y el agua de la memoria y el deseo!
¡Qué sólo queda por meses… cantos rodados y orillas tristes
de tristes sauces!
¡Qué yo quiero mi río!
En estas vegas cercenadas por la vida del agua clara,
en anhelos de oír gorjeos del agua al romper con medidos bríos
van los sueños que corrieron los caminos y veredas.
¡Qué hay tantas y tantas vegas y lenguas de río que
perdieron su sino!
Y, es que el pueblo no se cree que vuelva la lengua del río,
que el agua meza los juncos y acaricie las ramas de los
sauces a su paso,
que las tierras y sus besanas estén templadas en la frescura del rocío,
que se muestren el ocaso y la aurora en la metálica lámina
del cauce,
que sean en nuestros rostros las brisas y los vientos
frescos del estío…
¡Qué no creen!, ni pueden hacerlo en la rambla que hay en el
sitio,
allá donde antes bailarina iba el agua en la lengua del río,
allá donde quedan en secano los que fueran regadíos.
En las vidas truncadas de tantos regatos, arroyos,
riachuelos…,
la esperanza de los ríos,
estancada en los almarjales en los que queda el agua presa,
duerme o muere de hastío…
En la villanía de esta travesía queda la épica de lo heroico
en estos desvaríos,
que lo que es normal de natura,
por nuestras diligentes manos y nuestro excelso albedrío
hacemos que parezcan hechos únicos, extraordinarios y
magníficos…
¿Dónde quedan los héroes ante estos desvaríos?,
¿dónde habrán de mostrarse sin que hayan de dejar de ser
ríos?...
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